Estudio de batalla

Fortuny y Marsal, Mariano

Año: S/f
Técnica: Óleo sobre madera
Dimensiones: 15,8 x 24 cm
Dimensiones con marco/base: 43 x 58 cm
Nº inv.: 71
Ingreso: Compra, ca. 1912


En 1860, con motivo de conflicto bélico que España sostenía desde el año anterior en territorio africano, la Diputación de Barcelona comisionó a Mariano Fortuny para recoger imágenes del campo de batalla que exaltaran la actuación de las filas catalanas. El artista viajó entonces a Marruecos y vivamente estimulado por esta experiencia (no sólo la guerra, sino la inmersión en aquella cultura extraña), realizó numerosos apuntes y  estudios, incorporando nuevos motivos y aplicando una técnica ágil que pone en evidencia el alejamiento progresivo de la rigidez e idealización académicas de sus trabajos anteriores. Muy probablemente «Estudio de batalla» forme parte del conjunto de apuntes preliminares realizados por Fortuny que derivarían en obras de gran escala como la célebre «Batalla de Tetuán». En efecto se trata de una tabla de reducidas dimensiones, cuyo motivo central es el desarrollo de un enfrentamiento entre dos ejércitos (presumiblemente tropas españolas y marroquíes), que el artista resuelve con enérgicas manchas y formas apenas sugeridas. El resultado, aún en el pequeño formato y dentro del carácter de ejecución rápida, no pierde su impacto narrativo: la pintura comunica con notable intensidad el clima de la batalla y permite reconocer las acciones que se desarrollan en diferentes planos y se dispersan hacia un horizonte distante que organiza la composición. Estas cualidades no pasaron desapercibidas a Emilio Caraffa, declarado admirador de Fortuny que, habiéndose presentado la obra en Córdoba en una exposición de pintura española realizada en Fasce en 1912 (organizada por E. Miralles), fue consultado sobre la posibilidad de adquirir este estudio, con destino a la colección de bellas artes provincial, y recomendó enfáticamente su compra. En una nota publicada en Los Principios, afirmaba Caraffa: «Invito a cualquier aficionado de buena voluntad a que se detenga unos minutos ante la tablita citada y mirándola con atención creerá ver caballos en ataque y caídos, oficiales españoles, moros envueltos en blancos turbantes, todos en entrevero frenético, el polvo de la refriega, en fin, el cuadro. Las cualidades de la paleta del insigne reúnense, están allí en el diminuto cuadrito, aunque ligeramente apuntadas, pero por aquello de que “a falta de pan buenas son tortas”, es menester que este boceto, quizá precursor del otro definitivo de la batalla de Tetuán y que él pintó en Tánger, no salga de Córdoba mientras no podamos conseguir uno más terminado de este gran pintor gloria de Reus».

Fortuny y Marsal, Mariano
Foujita, Tsuguharu