Badii, Líbero

(Arezzo, Italia, 1916 – Buenos Aires, 2001)
Llegó al país en 1927 y se estableció con su familia en Buenos Aires. Aprendió a trabajar la piedra en el taller de marmolería de su padre. En 1935 ingresó a la Escuela de Artes Decorativas de la Nación, de la cual egresó con el título de Profesor de Dibujo. Continuó su formación en la Escuela Superior de Bellas Artes «E. de la Cárcova», donde recibió lecciones de los escultores Carlos de la Cárcova y Soto Avendaño (1941-1944). Al finalizar sus estudios, esta institución le concedió una beca que le permitió viajar por la región andina de América del Sur. A su regreso, colaboró en algunos trabajos con José Fioravanti y Carlos De la Cárcova. En 1947 adoptó la ciudadanía argentina. Un año después partió hacia Europa. Se dirigió primero a París, donde visitó museos y talleres de artistas como Laurens, Brancusi, Rodin, Bourdelle y Maillol; y luego recorrió España e Italia. 
Realizó envíos a diversos salones desde fines de los ’40 que le valieron importantes  reconocimientos: Tercer Premio de Escultura (1951) y Gran Premio de Honor «Ministerio de Educ. de la Nación», Salón Nacional de Bellas Artes (1953); Primer Premio de Escultura, Salón de Artes Plásticas de Córdoba (1958); Premio Palanza (1959); Premio Adquis. Provincia de Santa Fe, secc. Escultura, Salón Anual de Santa Fe (1959); Gran Premio Fondo Nacional de las Artes (1982). Participó también en eventos internacionales de relevancia: en 1956, junto a N. Gerstein y G. Kosice, representó a la escultura argentina en la XXVIII Bienal de Venecia; en 1957 integró el envío argentino a la IV Bienal de San Pablo y en 1971, en este mismo certamen, obtuvo el Premio Internacional Bienal de San Pablo.
La producción de Badii, principalmente escultórica (aunque también incluye grabados, collages y numerosos dibujos) permite reconocer un desarrollo que va desde una acentuada geometrización de las formas -que progresivamente comienzan a expandirse en el espacio-, hasta llegar a aquellas obras que el propio artista engloba bajo el concepto de «arte siniestro». En este útlimo caso, Badii despliega una multiplicidad de recursos que tienden a desdibujar el límite de la disciplina. La elección de diversos materiales y técnicas acompaña este proceso: el yeso, la piedra, el bronce, se muestran más adecuados en un principio, y luego la madera policromada le ofrece una alternativa más idónea.


Obras

Fecunda



Desenzano
Fecunda