Collivadino, Pío
(Buenos Aires, 1869 – 1945)
Luego de incursionar en diversas manifestaciones artísticas (fue actor amateur, escenógrafo de circo, músico ambulante), se inició en las artes decorativas con Luis Luzzi en la Societá Nazionale Italiana. Posteriormente, estudió un año con Francisco Romero, en la Sociedad Estímulo de Bellas, donde tuvo como compañero a Martín Malharro. Hacia 1890 viajó a Italia, en principio por su cuenta y luego con una beca otorgada por el gobierno argentino. Allí estudió en la Real Academia de Bellas Artes de Roma durante seis años. Se introdujo también en la técnica del fresco con Cesare Mariani y colaboró como ayudante de Cesare Maccari en la decoración mural del Palacio de Justicia de Roma. Su concurrencia a la Exposición Universal de París (1900) provocó un giro importante en su orientación artística, hasta entonces bastante apegada a los cánones académicos.
En 1907, de regreso en el país, integró el Nexus y se sumó a la primera exposición del grupo. La búsqueda de un arte «nacional» que compartía este núcleo de artistas integrado también por Carlos Ripamonte, Alberto M. Rossi, Fernando Fader, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Justo Lynch y Arturo Dresco, se verificó en el caso de Collivadino en la adopción de motivos de la ciudad y sus márgenes que resultaban para entonces inéditos. Recoge así en sus obras imágenes de puentes, construcciones industriales, usinas, zonas portuarias, avenidas y también rincones y calles precarias, apartados del centro, como ocurre en Día gris. Sus escenas ponen de manifiesto cierta tensión en la percepción del proceso de transformación urbana, que parece alternar visiones del artista algo nostálgicas con otras más optimistas y dirigidas hacia el futuro. En su ejecución despliega recursos de gran sutileza en la utilización del color, con marcada inclinación por los tierras y azules violáceos, y un tratamiento generoso de la materia. En algunos casos, se aproxima a las soluciones divisionistas propuestas por artistas como Segantini o Previati.
Su labor institucional fue sumamente extensa. Ocupó la Dirección de la Academia Nacional de Bellas Artes (1908-1935). Creó allí los talleres de grabado, ámbito en el que se formaron muchos de los primeros grabadores argentinos. Fue Jefe del taller de decoración de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación «Ernesto de la Cárcova» y organizador de la Escuela de Bellas Artes «Prilidiano Pueyrredón» (1939-1944), entre otros numerosos cargos docentes y de gestión de la enseñanza. Fue también escenógrafo y Presidente del Directorio del Teatro Colón.
Obtuvo por concurso la decoración de la Capilla del Santísimo Sacramento de la Catedral de Montevideo (1908) y realizó conjuntamente con el pintor uruguayo Herrera, la decoración al fresco del Teatro Solís de esa ciudad.
Envió sus obras en diversas oportunidades a salones y exposiciones nacionales e internacionales. Participó en la Exposición Internacional del Centenario, Buenos Aires (1910), donde obtuvo Primer Premio en el Concurso de Cuadros Históricos; en la Bienal de Venecia (1901, 1903, 1905, 1922); en la Exposición Internacional de Saint Louis, EE.UU, decorando los paneles del Pabellón Argentino por lo que obtuvo Medalla de Oro (1904).