Reyna, Manuel

(El Carrizal, Córdoba, 1912 – Córdoba, 1989)
Pintor autodidacta. Luego de trabajar en la cosecha en diferentes localidades del interior de Córdoba, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero, en 1947 se instaló en Capilla del Monte, donde trabajó como albañil y azulejista. Asistió entonces, junto a su hermano y a Romilio Ribero, al taller de Ochosky, pintor y profesor de filosofía de la Universidad de Varsovia radicado en esa población. Fue él quien lo introdujo en el conocimiento de los principios técnicos de la pintura y lo aproximó también a las corrientes de la vanguardia europea (surrealismo, cubismo, futurismo, abstracción). Asimismo recibió la influencia de algunos pintores radicados en la zona como Demetrio Antoniadis, Roca y Marshal y Fidel Pelliza. En estos años comenzó a participar y a recibir reconocimientos en concursos de pintura para aficionados que se realizaban con frecuencia en Capilla del Monte y poblaciones cercanas como Cruz del Eje y San Marcos Sierra. En esta etapa su obra incluía pequeños paisajes al óleo y dibujos realizados con técnicas al agua, grafito y pasteles, donde aparecen también figuras animales y personajes de su entorno inmediato. En 1953 se instaló en la ciudad Córdoba y comenzó a exponer en salones oficiales y privados del país y a vincularse con artistas del medio. Se establecen en este período en su obra los lineamientos generales en relación a motivos, materiales y procedimientos que aparecerán de manera sostenida. A inicios de los años sesenta se interesó en cuestiones que versan sobre el concepto de “lo americano”; realizó estudios sobre culturas precolombinas (fue amigo del arqueólogo Rex González), y se vinculó con artistas que compartían estos intereses, como Marta de Ferrari y Alejandra Correa, con quienes conformó el grupo “Kuntur”. Su pintura aborda principalmente el tema del paisaje rural y urbano con características peculiares dentro de la tradición de Córdoba. Con un alto grado de síntesis formal, utilizó el color plano, con una paleta basada en tierras opacos. Posteriormente incorporó a la obra incrustaciones de elementos encontrados, al modo de collage. Uno de sus temas recurrentes fueron las capillas del interior de la provincia. Probablemente debido a su característica de autodidacta, prescindió del uso de convenciones compositivas académicas como la perspectiva y la representación ilusionista del espacio. Por su práctica de mixturar el óleo con materiales de carga (arena fina, cemento, polvo de mármol, etc.) Reyna trabajó una pintura gruesa, con relieves y rugosidades que le permitió incorporar la línea delimitante de las formas, como resultado de una sustracción de materia, como huella de una incisión.
En 1962 expuso por primera vez de forma individual en Galería Witcomb de Buenos Aires. Dos años más tarde, llevado por la intención de aproximar su obra al público, realizó su primer mural en barrio La France (Córdoba), práctica en la que incurrió en numerosas oportunidades en la ciudad de Córdoba y en el interior provincial en colaboración con otros artistas. En 1979 abandonó el oficio de azulejista para dedicarse por completo a su obra plástica. Mereció diversos reconocimientos entre los que cabe destacar el Quinto Premio de Pintura en el IV Salón IKA por Animal de piedra (1961) y en el Salón de Artes Plásticas de Córdoba el Premio Adquisición – Dibujo «Museo Provincial de Bellas Artes» por su obra Discrepancia (1960), Premio Especial de Pintura «Van Riel» por La Viuda (1961) y Tercer Premio de Pintura por El trueno (1963).


Obras

Amor
Conversación

Discrepancia
El trueno
Los abribocas
Moliendo
Mujeres ovillando

Sin título
Sin título






















La camisa de Jorge Stolkiner (políptico)
Amor