Cortinovis, Aurelio
(Córdoba, 1912 – ?)
Escultor; miembro de una familia en que el oficio era conocido, aparentemente se formó bajo la guía paterna. En la década de 1930 figura ya en exposiciones en Córdoba, junto a otros artistas locales, con esculturas en las que prevalece la figura humana como tema. Así por ejemplo en 1932 exhibió junto al pintor Antonio Ramallo en el Salón Plasman. En la misma sala volvió a presentarse en 1935 con Horacio Juárez y Rosalía Soneira. Su concurrencia a certámenes artísticos comprendió el Salón Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (en 1936 obtuvo allí un premio estímulo por su obra Señorita René), el Salón de Otoño de Rosario y el Salón Anual de Santa Fe. En Córdoba participó también en varios salones en los que logró una serie de reconocimientos: Salón de Otoño, organizado por Los Principios (premio «Cámara de Senadores de la Nación», por su escultura Retrato del señor José Plasman, en 1933; premio «Mercedes Beverina de Garimaldi», por su escultura Niño, en 1935; premio por su escultura Cabeza de mujer, en 1936, además de un reconocimiento especial del jurado por su obra Composición); premio «Subsecretaría de Instrucción Pública» por su obra Retrato, en la exposición de artes plásticas organizada por la Municipalidad de San Francisco, en 1937. En 1939 formó parte de la llamada «II Exposición Rodante» de artes plásticas organizada por el gobierno de Córdoba, que itineró por varias localidades serranas, además de la capital. Ese mismo año obtuvo la beca provincial para perfeccionamiento artístico en el extranjero. Se había presentado ya en dos ocasiones anteriormente y, aunque la prensa periódica lo había considerado entre los candidatos más firmes, no había resultado beneficiado. Frente a la situación del conflicto bélico europeo, Cortinovis, al igual que el artista becado en pintura (Santiago Velasco) debieron optar por un recorrido americano. Poco se conoce de su trayectoria luego de esta etapa de formación. Según Víctor Manuel Infante, Cortinovis no regresó a Argentina, sino que permaneció en México, donde se dedicó a tareas ajenas al arte. Una de las obras por las que su nombre continúa siendo recordado en Córdoba es el monumental Cristo erigido en la cima del cerro Ñu Porá, en Río Ceballos, que el escultor realizó en 1936.