EL MUSEO Y SU COLECCIÓN
La colección del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa fue conformándose, principalmente, a partir de la intención de dar cuenta de la actividad plástica local. Los sucesivos ingresos fueron contribuyendo a situar esa producción en un contexto más amplio, hasta llegar al conjunto actual (alrededor de 1200 obras), que permite leer diversos procesos vinculados al desarrollo del arte argentino desde fines del siglo XIX hasta el presente. En 2007, la ampliación y refuncionalización del edificio histórico del museo (aquel construido por Kronfuss en 1916, que había sufrido ya una modificación considerable en 1962) tuvo importantes consecuencias para su colección. La incorporación de nuevas áreas de depósito especialmente diseñadas para este fin, representó un avance en cuanto a las condiciones de su almacenamiento. Por otra parte, pudo contar con un espacio para su exposición permanente a partir de la creación del Museo Superior de Bellas Artes Evita-Palacio Ferreyra, que fue concebido con este objeto.
Núcleo inicial
En 1911 el gobierno de Córdoba decidió dar inicio a una sección de bellas artes en el llamado Museo Provincial (o Politécnico) que había sido creado en 1887 y reunía en su acervo un grupo heterogéneo de objetos. La organización de esta sección fue encomendada al propio director del museo, Jacobo Wolff, y al director de la Academia Provincial de Bellas Artes, Emilio Caraffa. Las primeras compras de obras con este destino respondían a una clara intención didáctica y formativa y reflejaban la circulación en la escena cordobesa de algunos autores extranjeros (españoles mayormente: F. Pradilla, M. Urgell, D. Baixeras, S. Rusiñol, M. Fortuny) y también de los artistas locales que desde fines del siglo XIX habían comenzado a producir en ese espacio (M. Cardeñosa, H. Mossi, C. Camilloni, O. Pinto). Convergieron también hacia este núcleo obras que se encontraban dispersas en reparticiones oficiales.
Un acontecimiento clave para la historia del museo y su colección lo constituye la inauguración de las Salas de Pintura del Museo Provincial en 1914, ya que señala la apertura de un espacio de exhibición pública para el incipiente acervo artístico. Otro hecho destacado es la inauguración en 1916 del edificio situado frente a la actual Plaza España que, concebido originalmente por J. Kronfuss para albergar el conjunto del Museo Provincial, se concretó como sede de lo que correspondía exclusivamente a bellas artes.
Becas provinciales y una adquisición singular
El mencionado núcleo originario de la colección del museo (que ya en la década de 1930 se reconoce como Museo Provincial de Bellas Artes y cuenta con su primer director, en sentido estricto, Antonio Pedone), va creciendo con sucesivas incorporaciones efectuadas por mecanismos diversos. Uno de estos mecanismos corresponde a los envíos obligatorios que debían hacer los artistas cordobeses becados en Europa por el gobierno provincial entre las décadas del ’20 y el ’40 (F. Vidal, A. Pedone, J. Malanca, J. Aguilera, E. Borla, H. Juárez, R. Musso, R. Viola, E. Soneira, entre otros). Las obras producidas en este marco registran diversas asimilaciones estéticas derivadas de esa experiencia formativa. Otros artistas argentinos con recorridos similares, vinculados igualmente al desarrollo de un arte «moderno» en el ámbito nacional, se encuentran presentes en la colección. Un caso muy especial de estas incorporaciones lo constituye la compra de Bailarines de E. Pettoruti efecutada por el gobernador R. J. Cárcano en 1926, polémica en su momento.
Salones y donaciones
Los salones que tuvieron como sede al museo representaron una importante oportunidad de adquisiciones. Además de algunos eventos discontinuos en la década del ’30, cabe destacar los llamados «Salones de Córdoba», que se realizaron regularmente entre 1951 y 1972. (L. Spilimbergo, H. Butler, V. Forte, E. Farina, J. C. Castagnino, L. Barragán, H. Basaldúa, L. Gambartes, R. Supisiche, O. Herrero Miranda, H. Álvarez, M. Reyna, P. Pont Vergés, E. Cerrito son algunos de los nombres así incluidos). En años más recientes, salones como los de Fundación Pro Arte-Córdoba y Esso dieron lugar a otros ingresos que permitieron dar cuenta de los desarrollos de la década del ’80 en adelante. Las donaciones efectuadas por particulares o instituciones significaron también un considerable aporte. En el primer caso, se destaca la donación de P. Mirizzi en la década del ’60 ( que sumó obras de A. M. Rossi, B. Quinquela Martín, L. Cordiviola, F. Vidal, E. Cerrito, C. Camilloni, A. Pedone, J. Malanca, etc.). En el segundo caso, una de las instituciones que aportó regularmente desde los años ’60 fue el Fondo Nacional de las Artes, ya sea por medio de donaciones directas o instituyendo premios dentro del Salón de Artes Plásticas de Córdoba (V. Pissarro, K. Sakai, R. Russo, E. Daneri, A. Guttero, M. Martorell). La Asociación Amigos del Museo Caraffa vehiculizó asimismo una serie de ingresos (M. Bonevardi, N. Cresta, entre otros).
Adquisiciones recientes. Disciplinas tradicionales y apertura hacia nuevos medios
Otras donaciones (asociadas en muchos casos a exposiciones realizadas en el museo) y compras con fondos públicos, a los que se han sumado eventualmente los aportes de empresas o fundaciones, han permitido anexar obras que apuntan a completar ciertos segmentos de la colección al tiempo que avanzar en la inclusión de la producción artística de las últimas décadas. Aunque la pintura es la disciplina dominante en la colección, existe también un núcleo significativo de obra gráfica y de escultura, que da cuenta de diversos desarrollos de estas manifestaciones en Argentina en el transcurso del siglo XX (A. Bellocq, V. Delhez, S.Sergi, A. Armagni, F. López Anaya, A. Nicasio, J. C. Romero, O. Romberg, A. Carballo, L. Szalay, F. Liguori; H. Juárez, M. A. Budini, R. Musso, M. Blaszko, E. Iommi, C. Peiteado, R.Gómez). Las últimas adquisiciones han señalado, por otra parte, la apertura hacia medios artísticos antes no contemplados en la colección, tales como la fotografía el video y la instalación (M. López, G.Valansi, H. Aveta, Res, A.Bustos, E. Calvo, G. Yannitto, P. Gil Flood, entre otros).
Otras modalidades de crecimiento
Algunos mecanismos alternativos como custodias y comodatos han permitido sumar a la colección (por períodos más o menos extensos) piezas significativas. El caso más destacado en este sentido lo constituye el núcleo conocido como «Colección histórica» del Centro de Arte Contemporáneo Chateau Carreras, que se encuentra desde 2010 depositado en el Museo Caraffa en virtud de un comodato firmado entre la Secretaría de Cultura de la Provincia de Córdoba y la Fundación Centro de Arte Contemporáneo.