Carballo, Aída
(Buenos Aires, 1916 – 1985)
Su educación artística formal se inició en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, institución de la que egresó en 1937. Cursó luego en la Escuela Nacional de Cerámica y, en 1949, obtuvo el título de Profesora en Grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. Entre sus maestros figuran Fernando López Anaya, Adolfo Bellocq, Ceferino Carnancini y Fernando Arranz. Estudió también pintura mural con Alfredo Guido (1951-1952). En 1953 había logrado ya establecer un taller de cerámica propio. En esa época, se produjo su primera crisis que desembocó en su internación en una institución psiquiátrica durante algún tiempo. Durante los años 1958 y 1959, con el apoyo del gobierno francés, realizó un viaje de estudio a Europa, ocasión en la que pudo visitar Francia, España y Portugal. Más allá de los estudios académicos, la observación atenta del trabajo de aquellos artistas que admiraba (como Spilimbergo, Goya, Rembrandt, Hogarth, Daumier, entre otros), fueron una importante vía de aprendizaje.
Encontró en el grabado (especialmente en las técnicas de metal y litográficas) el medio más propicio para materializar sus ideas artísticas. Produjo dentro de esta disciplina una obra singular, manteniéndose al margen de ciertas tendencias del momento, aunque muy impregnada de lo que acontecía en su ciudad en términos sociales y políticos.
La mayoría de sus grabados fueron concebidos en forma de series (Los Amantes, Los Locos, Los Calvos herméticos, Los Colectivos, Los Levitantes, etc.). En alguna medida, todo su trabajo se presenta como producto de una sensibilidad muy acentuada, que le permite a la artista efectuar un registro penetrante del universo cotidiano dejando, en ocasiones, cierto margen para el desborde fantástico. Esta subjetividad exaltada se pone especialmente en evidencia en los autorretratos que realiza en distintos momentos de su vida y que ofrecen una percepción muy aguda de sí misma y de las circunstancias en que se encuentra inmersa.
Su obra fue premiada en numerosas oportunidades: Primer Premio de Grabado en el Salón de Acuarelistas y Grabadores (1948); Gran Premio Adquisición en el Salón de La Plata (1949); Tercer Premio de Grabado (1961), Premio Crítica de Arte (1963) y Premio de Honor «Ministerio de Educación y Justicia» en el Salón Nacional de Bellas Artes; Segundo Premio Adquisición en el Salón Municipal Manuel Belgrano (1960); Premio Facio Hebequer de la Academia Nacional de Bellas Artes (1977); Premio Konex, diploma la mérito en Grabado (1982), entre otras. Participó en exposiciones internacionales, principalmente integrando conjuntos de grabadores argentinos: Río de Janeiro (1960); Tokio y Berna (1961); Sudáfrica (1962). Fue también invitada especial en el Salón de Artes Plásticas de Córdoba (1964), ocasión en la que su obra Autorretrato con narices fue adquirida para incorporarla a la colección del Museo Caraffa.
Fue docente en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en la Escuela de Artes Visuales Manuel Belgrano, además de recibir alumnos en su taller particular. Realizó también ilustraciones para libros y publicaciones diversas, entre ellas, el diario La Nación.