Barral, Emiliano

(Sepúlveda, Segovia, España, 1896 – Madrid, España, 1936)
Escultor. Nació en Sepúlveda y creció en el seno de una familia de canteros y picapedreros, junto a seis hermanos -Martín, Pedro, Alberto, Manola, Luz y Paz-. En el taller de su padre, Isidro, junto a sus hermanos varones aprendió el oficio de tallar la piedra. A los 15 años, alentado por ideas anarquistas, huyó de la casa familiar hacia Valencia y Barcelona, ciudades en las que el anarcosindicalismo tenía fuerte presencia. Luego se dirigió a Francia, estableciéndose en París donde consiguió trabajo en un taller para encargos fúnebres, primero como cantero y luego como tallador. En 1914 regresó a su ciudad natal y allí recibió los primeros encargos de obras para monumentos funerarios.  En 1917, con motivo de cumplir con el servicio militar, se trasladó a Madrid donde conoció al escultor andaluz Juan Cristóbal -discípulo de Mariano Benlliure- que lo invitó a trabajar en su taller. Al año siguiente instaló su propio taller en Madrid y realizó sus primeros trabajos como escultor.
A comienzos de los años veinte Emiliano se instaló en Segovia. Por esos años confluía allí un grupo de figuras intelectuales –varios de ellos docentes de la Universidad Popular Segoviana, creada en 1919- de intensa gravitación en la vida cultural de la ciudad, conocido como la «Tertulia de San Gregorio». Lo integraban, entre otros, el pedagogo Blas Zambrano, el poeta Antonio Machado, el escritor y filósofo Mariano Quintanilla y Romero, el pintor y caricaturista Eugenio de la Torre Agüero, los escritores Ignacio Carral, Mariano Grau y Julián María Otero, el ceramista Fernando Arranz -cuyo taller oficiaba además de lugar de reunión- y el propio Emiliano Barral. Algunos de ellos fueron retratados por Barral en esta época, dando cuenta también de los lazos que lo unían a algunos miembros del grupo: en 1922 concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes (Madrid) presentando la cabeza del pintor Eugenio de la Torre Agüero y el busto del poeta Antonio Machado -este último le dedicó la composición Al escultor Emiliano Barral-; en 1924, en el mismo certamen, presentó el retrato de Blas Zambrano, titulado El Arquitecto del Acueducto. En 1925, gracias a una beca para realizar estudios artísticos otorgada por la Diputación Provincial de Segovia, Barral inició una extensa gira que lo llevó a recorrer varias ciudades italianas -Florencia, Verona, Venecia, Roma, Padua, Bolonia, entre otras-. Ese recorrido le permitió un acercamiento más directo a la escultura clásica. Entre los años 1924 y 1926 tomó contacto con el grupo de artistas becados por la provincia de Córdoba –Francisco Vidal, Antonio Pedone, Héctor Valazza– quienes se desplazaban por varias ciudades europeas y en más de un recorrido, fueron acompañados por el pintor José Malanca y por Saúl Taborda y su esposa María Juana Sabaté. Emiliano se relacionó con ellos durante ese período y en los años subsiguientes, trabando amistad especialmente con Taborda quien se mostró muy interesado en la obra del escultor, llegando inclusive a proyectar una exposición en Argentina que reuniría a Barral, al ceramista Arranz y al pintor Ernesto Riccio, que nunca se llegó a concretar. Emiliano tomó contacto con otros artistas argentinos que por esos años recorrieron Europa -como el rosarino Alfredo Guido y el platense Ernesto Riccio, ambos retratados por el escultor-, así como también con el filósofo Juan Luis Guerrero, radicado en Hendaya hasta 1927. Al finalizar su gira de estudios, en 1927, Barral se instaló en Madrid y se casó con Elvira Arranz, hermana del ceramista. En abril del año siguiente nació Fernando el primer y único hijo del matrimonio.
En 1929 tuvo lugar una completa exposición de trabajos de Barral en el Palacio de Bibliotecas y Museos, patrocinada por los Amigos del Arte, la cual obtuvo muy buenas críticas que sirvieron para apuntalar la carrera artística de Barral, tanto como para realizar algunas significativas ventas de obras: Mujer de Segovia le fue adquirida con destino a la colección del Museo de Arte Moderno español (hoy en el Museo Reina Sofía), concretó la venta de Zoe, adquirida por el Duque de Alba y el Museo de Arte Moderno de Chicago intentó la compra de Maternidad (ya comprometida para el mausoleo de Pablo Iglesias). También este año concurrió a la Exposición Universal de Barcelona.
Durante los años veinte, Barral se acercó a Pablo Iglesias figura central del socialismo español -fundador del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores- fallecido en 1925. Esa relación, que se prolongó en compromiso político, también se tradujo en actividad artística. Entre los años 1924 y 1936, la figura de Pablo Iglesias se convirtió en el motivo central de una serie de trabajos que Barral ejecutó. En 1924, el escultor realizó una cabeza del líder político que fue exhibida en la Exposición Nacional. Al año siguiente, con motivo de su muerte, Barral tomó una serie de apuntes en el lecho mortuorio de Iglesias; esos acercamientos fueron retomados en los años sucesivos, cuando Barral participó en la realización del mausoleo y, luego, del monumento recordatorio. En 1927, junto al arquitecto Francisco Azorín Izquierdo, realizó la maqueta para el mausoleo de Pablo Iglesias a levantarse en el Cementerio de Madrid. Tres intervenciones estuvieron a cargo de Barral: la cabeza yacente del líder, una maternidad y un grupo de bajorrelieves. Unos años más tarde, en 1931, el gobierno de la República convocó al concurso de anteproyectos para erigir un monumento de carácter conmemorativo en honor a Pablo Iglesias a instalarse en el Parque del Oeste en Madrid. Tras un largo proceso de selección, en 1933, la propuesta presentada por Emiliano Barral junto al arquitecto Esteban de la Mora y al pintor Luis Quintanilla resultó ganadora. El ambicioso proyecto integraba arquitectura monumental, con un grupo de murales a cargo del pintor Quintanilla y el conjunto escultórico ideado por Barral. Este último consistía en tres aportes: la cabeza de Pablo Iglesias (una nueva versión), dos relieves y un grupo de figuras en marcha –representando al «proletariado en marcha»-. El monumento, concluido en mayo de 1936, fue inaugurado con masiva asistencia de público. En 1939, con motivo de la finalización de la Guerra Civil, el monumento fue destruido por fuerzas franquistas, sin embargo, la cabeza –de 1500 kg de granito- fue enterrada y así salvada de la destrucción, siendo recuperada en 1979 y para ser exhibida de manera permanente en la sede central del PSOE.  
A partir de 1931 Emiliano participó de una serie de iniciativas que evidencian el compromiso con la causa republicana. Ese mismo año fue designado vocal del Patronato de Misiones Pedagógicas, política educativa y cultural definida en los inicios de la II República. En julio de 1936, tras haberse producido la sublevación militar, Emiliano Barral pasó a integrar –junto a otros miembros de la Alianza de Intelectuales Antifascistas a la cual pertenecía- la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico encargada del traslado y custodia de las obras de arte consideradas en riesgo. Paralelamente Emiliano formó parte de la organización de las Milicias Segovianas llegando a ser Capitán de las mismas. El 21 de noviembre de 1936, cuando acompañaba a una comitiva de periodistas en el barrio de Usera de Madrid fue alcanzado por un obús de mortero; junto a él se encontraba su hermano menor, Alberto, quien no resultó herido. Contaba apenas con cuarenta años al momento de su muerte y dejaba tras de sí una intensa vida en la cual eventos artísticos y políticos se imbricaron de manera vital. Al año siguiente, con motivo del envío español a la Exposición Internacional de París, se rindió homenaje póstumo a Emiliano Barral y Francisco Pérez Mateo -ambos artistas muertos en la defensa de Madrid- cuyas obras fueron exhibidas junto a las del pintor Pablo Picasso.


Obras

Sin título (Retrato de María Juana Sabaté)




Naturaleza muerta
Sin título (Retrato de María Juana Sabaté)